Secretos de la Alquimia. Fulcanelli y sus misterios de las catedrales


Secretos de la Alquimia. Fulcanelli y sus misterios de las catedrales

Fulcanelli es probablemente el último gran alquimista, su existencia se rastrea temporalmente en pleno siglo XX aunque de su identidad, que es todo un misterio, se han elaborado múltiples teorías donde algunos autores incluso lo relacionan con el mítico y eterno conde de Saint Germain. Su obra solo fue puesta en manos de su discípulo y albacea Eugène Canseliet donde incluso este señalaba que las veces que se comunicó con su maestro fueron siempre situaciones imprevistas y surreales organizadas por Fulcanelli.

Una de sus principales obras fue “El Misterio de las Catedrales” escrita en 1922 y publicada en Paris en 1926, en este tratado Fulcanelli planteaba que así como las pirámides de Egipto tienen una serie de conocimientos ocultos en base a la arquitectura e ingeniería de su construcción lo mismo pasaba con las catedrales góticas del medioevo.

Edición original de "El Misterio de las Catedrales" de 1926


Según este alquimista las catedrales no son solo una gloria del cristianismo sino que también son libros de pensamientos de nuestros antepasados en lo filosófico, religioso y lo social. Las catedrales como todo santuario poseen un origen hospitalario para todas las desgracias humanas, el piadoso busca en sus muros una esperanza a sus problemas pero también estas son obras donde algunos adeptos buscaron la educación e iniciación espiritual.

Según Fulcanelli lo gótico viene de “art goth” (argot) que será una lenguaje particular para que ciertos individuos comuniquen pensamientos que sean comprendidos por otros que los puedan interpretar, este será el lenguaje de los francmasones constructores de las catedrales que traspasaran un “secreto” comprendido solo por algunos emulando la misma forma en que Cristo se expresaba en parábolas. Las catedrales son una cábala hablada.

Fulcanelli basara su obra en las catedrales francesas de Notre Dame de Paris, de Amiens y de Bourges y de ellas puede extraer ciertas interpretaciones de su simbolismo.

Catedral de Notre Dame, guarda la mayoría de la simbología descrita por Fulcanelli


La estructura

La mayoría de las catedrales vistas desde arriba tienen forma de cruz que simboliza la pasión de Cristo donde su carne muere para luego resucitar y ser purificado. La catedral es por lo tanto un símbolo de purificación como la fuente de la vida.

Vista aérea del plano de una catedral, con su forma de cruz


Cada catedral tenía una primera piedra la “piedra maestra del ángulo” que simboliza lo impuro, esta era una piedra rechazada por los constructores y representaba a Lucifer. Quizás esto era una representación del drama de los ángeles caídos antes de la historia de la creación, es la piedra que está en el sótano, que representa el infierno, hasta la vida y obra de Jesucristo que esta coronada con la crucifixión y resurrección más allá del cielo, todo esto si se mira a la catedral de abajo a arriba, de la base en la superficie hasta la cruz en su punto más alto.

La catedral está fundada en la ciencia alquímica que es la ciencia de la transformación de la sustancia original o materia elemental, es por ello que estas representan en su estructura todo un proceso de cambio en el adepto que trata de alcanzar la perfección desde la impureza de Lucifer hasta la pureza de Jesús.


La orientación


Fulcanelli noto que las iglesias por él exploradas tenían el ábside orientado hacia el sudeste y la fachada hacia el noroeste y el crucero (que forman los brazos de la cruz) de nordeste a sudoeste, esto era para que los fieles y profanos que las visitaran al entrar en el templo por Occidente y dirigirse a la derecha del santuario miren hacia donde sale el sol, hacia oriente, hacia Palestina que es la cuna del cristianismo, por lo tanto los fieles al entrar en estos templos venían de las tinieblas y se encaminaban hacia la luz.

La luz cumple un rol central dentro de una catedral (Fotografía de Kenneth Garrett)


La ornamentación

Si bien algunos autores señalan que el Rosetón en las catedrales significa una rosa mariana o los rayos del sol para Fulcanelli este elemento es símbolo del fuego ígneo, la estrella de los reyes magos en su camino al pesebre de Belén por lo tanto simboliza la concepción y el nacimiento.

Las catedrales e iglesias medievales tenían posos que emulaban la fuente de la vida o de la eterna juventud por lo cual se creía que el agua que estaba allí depositaba tenia propiedades curativas. 

Según Fulcanelli la representación de la mujer en las catedrales no son solo relativos a la Virgen María, también habrá elementos paganos de otras “madres” una especie de sincretismo entre lo mariano, la Isis egipcia, la Ceres romana y la Cibeles griega.

Fulcanelli analiza todos los elementos figurativos de las catedrales como estatuaria, relieves y decorados señalando que hasta lo más mínimo de estas imágenes esta sujeta a un significado oculto, un arte cabalístico en el cual cada representación posee un espíritu encerrado que es de vital importancia para la comunicación con el creador.

Las gárgolas son un elemento figurativo clásico en Notre Dame


El color

En las catedrales todo era dorado y pintado con vivos colores, esto simbolizara la entrada al paraíso, Fulcanelli no detalla si este paraíso es después de la muerte o el paraíso terrenal de Adán y Eva. El arte gótico es el arte de la luz o el espíritu y es contrapuesto al arte románico plagado de oscuridad.

Hay 3 colores que destacan en estos grandes templos son el negro, que simboliza lo maléfico, las tinieblas; el blanco que simboliza lo puro o la luz que buscan los iniciados y el rojo que es la exaltación o el fuego que es la fase final del camino del iniciado ya que es el predominio del espíritu sobre la materia. Juntos estos colores significan la “Oriflama Tripartita” o “los colores de la obra”, nuevamente nos encontramos con un camino desde lo tenebroso, pasando por lo luminoso hasta llegar a lo numinoso.



En la historia hay muchas estructuras milenarias que han sobrevivido a las catástrofes naturales y humanas, entonces era necesario dejar este saber hermético en las catedrales ya que ni los libros pueden sobrevivir al paso del tiempo, solo la piedra perdurara con su saber terrible pero majestuoso.


por Daniel Lobos Jeria


Bibliografía:  
                               
El Misterio de las Catedrales. Fulcanelli. Plaza & Janes. 1976


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